Antes de comenzar, debo decirte esto;
mi poesia no tiene verso. Ni rima.
Solo dudas que no despejo con tu mirada cristalina.
Ojos de hielo, entierran y nadan sobre un magma infernal,
que tal si dejamos los juegos para luego, reina de picas,
siempre espero cartas mejores de lo que tú nunca me explicas.
Esa luz cegadora esconde una sombra oscura, color dorado,
que cuando quieres reir llora, y ahora
querrías callar y me ha hablado.