Ayer soñé que estaba en uno de los bares de mala muerte del centro. Uno de esos garitos donde no entran las chicas buenas, tomando una cerveza y fumándome un pitillo. Entonces, entre el humo y la poca luz, creía ver el espejismo de una mujer que caminaba hacia la barra. Su trasero era un péndulo con el cual intentaba hipnotizar a la gente del local. La señora llevaba un pintalabios rojo pasión, igual al de sus zapatón de tacón rojos, que hacían juego con el rojo fuego de su vestido. La trasparencia de su copa de ginebra iba bien con el trasluz de esas medias, que como su mirada, también eran cristalinas. Toda conjuntada se acercó a mi mesa y dejó la bebida a mi alcance, a la vez que tomaba mi cigarro y le daba un buen sorbo.
- ¿Como te llamas , guapa?
- Llámame guapa, me gusta oírlo de tu boca.
Así yo cogía la copa de ginebra y la giraba para beber de ella por el lado de su pintalabios.
- ¿Cómo haces para que tu carmín sepa tan dulce?
- Llévame a tu casa, guapa, y te lo explicaré detalladamente.
Pasé la noche soñando que nos amábamos sin amor y la conocía tan a fondo como mis manos me permitían. Esta mañana al despertar, encontré un sujetador bajo la almohada, de dos tallas mas grandes a la mía. Pero no fue eso lo más raro, al mirarme al espejo del baño, encontré bajo una mancha de pintalabios, una marca que no tenia el día anterior.
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