viernes, 21 de septiembre de 2012

Estas son las condiciones


Uno: Quiero besarte.   Con toda la fuerza de los músculos.   Con ímpetu de enferma.  Desmenuzarnos, despedazarnos, emulsionar nuestra mezcla maravillosa.   Abrazar tus labios con boca asombrada.   Tus besos me saben a una canción sin estrofa; solo con estribillo.

Dos: Quiero mirarte a los ojos.   Un momento muy largo, un momento eterno, un momento sin final.  Desnudarme y meter los pies en el lago nocturno de tu pupila.  Nadar.  Gastar allí todos los segundos de mi caja de los deseos.

Tres: Quiero darte la mano.  Porque necesito tu piel.  En la palma de la mano y en todas mis otras palmas.  Déjame descubrir con miedo que este tacto que me droga es más veneno que medicina.  Ahora ya me estoy muriendo.

Cuatro: Quiero huir contigo.  Es demasiado pequeño mi pecho, es demasiado pequeña mi  cabeza.  Y la ilusión tuya se hace más grande.  Quiero ver cómo queda tu sonrisa de niña en la playa, tu mirada perdida en las multitudes que de pronto me encuentra.

Cinco: Quiero llegar hasta infinito.  Luego secuestrar a un matemático para que me haga más números.  Porque también quiero intoxicarme del dióxido de carbono que exhalas, aprenderme de memoria tus mil millones de pares de bases nitrogenadas, descifrar si las líneas de tu encefalograma tienen forma de onda enamorada…y recitarte a Blas de Otero mientras matas inocentes con una recortada.