domingo, 27 de abril de 2014

Tardes de domingo

No tendré vida suficiente para echarte de menos, amiga mía.  Allá donde voy me quedo esperando encontrarte a la vuelta de la esquina.  Al final del domingo, respirando, el tibio ambiente de las noches de verano.  No puedo evitar imaginar que quizá algún día vuelva a verte, y ponerme triste al recordar que nunca será así.  Aunque te prometí que no lo estaría. No me odies por ello.  Solo te echo de menos. Y a veces mucho más. 

Pasé tardes estudiando en esta mesa desde la que te escribo estas palabras.  Mientras tú seguías viva, pero ahora no.  Lo aprendí todo de la vida.  Debería haber previsto que no siempre sigue para siempre.  ¿Dónde estás ahora, amiga mía? ¿Estás? ¿Me ves? ¿Te enfadas conmigo? ¿Sigues enamorada? Yo sigo enamorada de tu recuerdo, si te consuela.  Sueño que comes flanes de quilo en el capó del coche de tu padre, por una carretera secundaria y celestial.  Sueño que de aquí a unos años nos encontramos allí,  tú has visto todas mis cagadas y hablamos y nos reímos de ellas durante horas.


Cuando estoy en apuros me convenzo de que andas cerca, ayudándome.  Cuando toco la gralla me imagino que bailas siguiendo la comparsa. Sonríes, menuda sonrisa. Por mucho que buscara, amiga mía, sé que no hay otra sonrisa como la tuya aquí donde yo vivo.  Y tú no.  A veces lloro si pienso en ti, pero no me lo tengas muy en cuenta.  No estoy tan triste.  Solo te echo de menos.  Y hoy mucho más. 

jueves, 3 de abril de 2014

Suave es la noche

Mi amor, profané las montañas sagradas para ir a buscarte.  Allí el río tenía piernas y saltaba sobre al retama, esa rubia histérica. Yo solo era caminante por el camino hundido de herida en la tierra.  Las rocas me abrazaban cariñosas, con sus pieles de espeso musgo.   Pendientes usaba la senda, brillantes despuntes, qué bellos eran, y yo deseaba agradecer a ellos las vuelta a casa, y ansiaba saber en qué tienda los compraban.  En el horizonte, salpicado de ciudad, muy a lo lejos, tan lejos estaba: mi destino.

Quisiera yo saber, si era tan tarde; los árboles ya se desperezan, porqué no dormía pensando en ti.  También la noche me sonreía, con su luna de medio lado, menuda fresca.  Quisiera yo saber, cómo se deshilacha en luz cuando le entorno los ojos.  Todo alrededor se me hacía raro en aquella noche espesa.  Sobretodo ese sueño en el que tú no estabas y yo seguía despierta.  Luego de fondo las musas modernas me tocaron; canciones, con sus gafas de pasta y sus ukeleles.


Seguí tus huellas de leopardo asesino.  Mi amor, por ir a buscarte.  Mamá si me muero, perdón por no hacer la cama.  Tus gruñidos ya se escuchaban a través de la densa sombra, espumosa como la copa de una cerveza.  Me dices menos palabras por minuto, aunque son igual de iguales, cuando estas enfadada.  Me lanzas miradas desde la pampa.  Y mi cuerpo desplumado en un cruce de cazadores.  La señal apuntaba a bajo, pero nunca llegué al final de aquella verdad asfaltada.  

La elección

Cuando llega la hora de elegir
se me ofrece el destino con los brazos abiertos;
"toma de mi tanto
como quieras, el mundo es tuyo".
Pero yo solo quiero que ella vuelva;
un café, una tarde, una sonrisa
como hubo tantas otras.
"Eso no puedo ofrecértelo
solo el inmenso e inconmensurable futuro,
el  infinito, el mundo bajo tus pies
oh poderosa"
Nada de infinito, destino caprichoso
yo solo quiero que ella vuelva.
Nada de inconmensurable, yo solo quiero que ella vuelva
y nada de poderosa, ni café ni tarde ni sonrisa.
Te cambio los mil triunfos que vendrán
por el último minuto en que fue feliz de verdad
conmigo.  Ese minuto durante el resto de eternidad.
Es mi elección. 
Y es imposible.




jueves, 30 de enero de 2014

Qué suerte

Qué suerte habernos conocido a tiempo
para llegar a querernos tanto
y qué suerte los malos ratos
que nos dieron abrazos tan largos.

Qué suerte de mil despedidas
en que nos dijimos mil te quieros
y si ahora quiero verte, que suerte
tener mil y un recuerdos.

Qué suerte que me enseñaras
al mal tiempo ponerle buena cara
y aunque ahora ya no estás
sonrío mi suerte de alumna aventajada.

Qué suerte haber sido
 tu amiga, tu amante,
perderte para reencontrarte,
las montañas  y los valles
y una mirada; la tuya,
 que me hacía única
en el mundo mundial.

Qué suerte porque ahora
necesito ser esa persona  fuerte,
que me ha hecho tenerte,

esa persona tan especial.



-buenas noches verbatim-......................................-buenas noches mazapán-